| 1 | ¡Cuán hermosas son tus moradas, Señor *Todopoderoso! | |
| 2 | Anhelo con el *alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida. | |
| 3 | Señor Todopoderoso, rey mÃo y Dios mÃo, aun el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allà su nido, para poner sus polluelos. | |
| 4 | *Dichoso el que habita en tu templo, pues siempre te está alabando. *Selah | |
| 5 | Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que sólo piensa en recorrer tus sendas. | |
| 6 | Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle. | |
| 7 | Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en *Sión se presentan ante el Dios de dioses. | |
| 8 | Oye mi oración, Señor, Dios Todopoderoso; escúchame, Dios de Jacob. (Selah) | |
| 9 | Oh Dios, escudo nuestro, pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos. | |
| 10 | Vale más pasar un dÃa en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impÃos. | |
| 11 | El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. a los que se conducen sin tacha. | |
| 12 | Señor Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confÃan! | |