| 1 | »Pocos son los dÃas, y muchos los problemas, que vive el *hombre nacido de mujer. | |
| 2 | Es como las flores, que brotan y se marchitan; es como efÃmera sombra que se esfuma. | |
| 3 | ¿Y en alguien asà has puesto los ojos? ¿Con alguien como yo entrarás en juicio? | |
| 4 | ¿Quién de la inmundicia puede sacar pureza? ¡No hay nadie que pueda hacerlo! | |
| 5 | Los dÃas del hombre ya están determinados; tú has decretado los meses de su vida; le has puesto lÃmites que no puede rebasar. | |
| 6 | Aparta de él la mirada; déjalo en paz, hasta que haya gozado de su dÃa de asalariado. | |
| 7 | »Si a un árbol se le derriba, queda al menos la esperanza de que retoñe y de que no se marchiten sus renuevos. | |
| 8 | Tal vez sus raÃces envejezcan en la tierra y su tronco muera en su terreno, | |
| 9 | pero al sentir el agua, florecerá; echará ramas como árbol recién plantado. | |
| 10 | El hombre, en cambio, muere y pierde su fuerza; exhala el último suspiro, y deja de existir. | |
| 11 | Y asà como del mar desaparece el agua, y los rÃos se agotan y se secan, | |
| 12 | asà los *mortales, cuando se acuestan, no se vuelven a levantar. Mientras exista el cielo, no se levantarán los mortales ni se despertarán de su sueño. | |
| 13 | »¡Si al menos me ocultaras en el *sepulcro y me escondieras hasta que pase tu enojo! ¡Si al menos me pusieras un plazo, y luego me recordaras! | |
| 14 | Si el hombre muere, ya no vuelve a la vida. esperaré a que llegue mi relevo. | |
| 15 | Tú me llamarás, y yo te responderé; desearás ver la obra de tus manos. | |
| 16 | Desearás también contar mis pasos, pero no tomarás en cuenta mi pecado. | |
| 17 | En saco sellado guardarás mis transgresiones, y perdonarás del todo mi pecado. | |
| 18 | »Pero asà como un monte se erosiona y se derrumba, y las piedras cambian de lugar; | |
| 19 | asà como las aguas desgastan las rocas y los torrentes deslavan el suelo, asà tú pones fin a la esperanza del hombre. | |
| 20 | Lo apabullas del todo, y él desaparece; lo desfiguras, y entonces lo despides. | |
| 21 | Si sus hijos reciben honores, él no lo sabe; si se les humilla, él no se da cuenta. | |
| 22 | Sólo siente el dolor de su propio cuerpo, y sólo de sà mismo se conduele.» | |