| 1 | Escucha, Señor, mi oración; llegue a ti mi clamor. | |
| 2 | No escondas de mà tu rostro cuando me encuentro angustiado. Inclina a mà tu oÃdo; respóndeme pronto cuando te llame. | |
| 3 | Pues mis dÃas se desvanecen como el humo, los huesos me arden como brasas. | |
| 4 | Mi corazón decae y se marchita como la hierba; ¡hasta he perdido el apetito! | |
| 5 | Por causa de mis fuertes gemidos se me pueden contar los huesos. | |
| 6 | Parezco una lechuza del desierto; soy como un búho entre las ruinas. | |
| 7 | No logro conciliar el sueño; parezco ave solitaria sobre el tejado. | |
| 8 | A todas horas me ofenden mis enemigos, y hasta usan mi *nombre para maldecir. | |
| 9 | Las cenizas son todo mi alimento; mis lágrimas se mezclan con mi bebida. | |
| 10 | ¡Por tu enojo, por tu indignación, me levantaste para luego arrojarme! | |
| 11 | Mis dÃas son como sombras nocturnas; me voy marchitando como la hierba. | |
| 12 | Pero tú, Señor, reinas eternamente; tu nombre perdura por todas las generaciones. | |
| 13 | Te levantarás y tendrás piedad de *Sión, pues ya es tiempo de que la compadezcas. ¡Ha llegado el momento señalado! | |
| 14 | Tus siervos sienten cariño por sus ruinas; los mueven a compasión sus escombros. | |
| 15 | Las naciones temerán el nombre del Señor; todos los reyes de la tierra reconocerán su majestad. | |
| 16 | Porque el Señor reconstruirá a Sión, y se manifestará en su esplendor. | |
| 17 | Atenderá a la oración de los desamparados, y no desdeñará sus ruegos. | |
| 18 | Que se escriba esto para las generaciones futuras, y que el pueblo que será creado alabe al Señor. | |
| 19 | Miró el Señor desde su altÃsimo santuario; contempló la tierra desde el cielo, | |
| 20 | para oÃr los lamentos de los cautivos y liberar a los condenados a muerte; | |
| 21 | para proclamar en Sión el nombre del Señor y anunciar en Jerusalén su alabanza, | |
| 22 | cuando todos los pueblos y los reinos se reúnan para adorar al Señor. | |
| 23 | En el curso de mi vida acabó Dios con mis fuerzas; me redujo los dÃas. | |
| 24 | Por eso dije: «No me lleves, Dios mÃo, a la mitad de mi vida; tú permaneces por todas las generaciones. | |
| 25 | En el principio tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. | |
| 26 | Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido. Y como ropa los cambiarás, y los dejarás de lado. | |
| 27 | Pero tú eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin. | |
| 28 | Los hijos de tus siervos se establecerán, y sus descendientes habitarán en tu presencia.» | |