| 1 | »Supongamos que un hombre se divorcia de su mujer, y que ella lo deja para casarse con otro. ¿VolverÃa el primero a casarse con ella? ¡Claro que no! Semejante acción *contaminarÃa por completo la tierra. Pues bien, tú te has prostituido con muchos amantes, y ya no podrás volver a mà afirma el Señor. | |
| 2 | »FÃjate bien en esas lomas estériles: ¡Dónde no se han acostado contigo! Como un beduino en el desierto, te sentabas junto al camino, a la espera de tus amantes. con tus infames prostituciones. | |
| 3 | Por eso se demoraron las lluvias, y no llegaron los aguaceros de primavera. Tienes el descaro de una prostituta; ¡no conoces la vergüenza! | |
| 4 | No hace mucho me llamabas: Padre mÃo, amigo de mi juventud, | |
| 5 | ¿vas a estar siempre enojado? ¿Guardarás rencor eternamente? Y mientras hablabas, hacÃas todo el mal posible.» | |
| 6 | Durante el reinado del rey JosÃas el Señor me dijo: «¿Has visto lo que ha hecho Israel, la infiel? Se fue a todo monte alto, y allÃ, bajo todo árbol frondoso, se prostituyó. | |
| 7 | Yo pensaba que después de hacer todo esto ella volverÃa a mÃ. Pero no lo hizo. Esto lo vio su hermana, la infiel Judá, | |
| 8 | y vio también que yo habÃa repudiado a la apóstata Israel, y que le habÃa dado carta de divorcio por todos los adulterios que habÃa cometido. No obstante, su hermana, la infiel Judá, no tuvo ningún temor, sino que también ella se prostituyó. | |
| 9 | »Como Israel no tuvo ningún reparo en prostituirse, *contaminó la tierra y cometió adulterio al adorar Ãdolos de piedra y de madera. | |
| 10 | A pesar de todo esto, su hermana, la infiel Judá, no se volvió a mà de todo *corazón, sino que sólo fingió volverse», afirma el Señor. | |
| 11 | El Señor me dijo: «La apóstata Israel ha resultado ser más justa que la infiel Judá. | |
| 12 | Ve al norte y proclama este mensaje: »¡Vuelve, apóstata Israel! afirma el Señor. No te guardaré rencor para siempre, porque soy misericordioso afirma el Señor. | |
| 13 | Tan sólo reconoce tu culpa, y que te rebelaste contra el Señor tu Dios. has brindado a dioses extraños tus favores, y no has querido obedecerme afirma el Señor. | |
| 14 | »¡Vuélvanse a mÃ, apóstatas afirma el Señor, porque yo soy su esposo! De ustedes tomaré uno de cada ciudad y dos de cada familia, y los traeré a *Sión. | |
| 15 | Les daré *pastores que cumplan mi voluntad, para que los guÃen con sabidurÃa y entendimiento. | |
| 16 | »En aquellos dÃas, cuando ustedes se hayan multiplicado y sean numerosos en el paÃs, ya no se dirá más: Arca del *pacto del Señor. Nadie pensará más en ella ni la recordará; nadie la echará de menos ni volverá a fabricarla afirma el Señor. | |
| 17 | »En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono del Señor. Todas las naciones se reunirán en Jerusalén para honrar el *nombre del Señor, y ya no volverán a obedecer ciegamente a su malvado corazón. | |
| 18 | »En aquellos dÃas la tribu de Judá se unirá al pueblo de Israel, y juntos vendrán del paÃs del norte, a la tierra que di como herencia a sus antepasados. | |
| 19 | »Yo mismo dije: »¡Cómo quisiera tratarte como a un hijo, y darte una tierra codiciable, la heredad más hermosa de las naciones! Yo creÃa que me llamarÃas Padre mÃo, y que nunca dejarÃas de seguirme. | |
| 20 | Pero tú, pueblo de Israel, me has sido infiel como una mujer infiel a su esposo», afirma el Señor. | |
| 21 | Se escucha un grito en las lomas estériles, la súplica angustiosa del pueblo de Israel, porque han pervertido su conducta, se han olvidado del Señor su Dios. | |
| 22 | «¡Vuélvanse, apóstatas, y los curaré de su infidelidad!» «Aquà estamos, a ti venimos, porque tú eres el Señor nuestro Dios. | |
| 23 | Ciertamente son un engaño las colinas, y una mentira el estruendo sobre las montañas. está la *salvación de Israel. | |
| 24 | Desde nuestra juventud, la vergonzosa idolatrÃa se ha engullido el esfuerzo de nuestros antepasados: sus rebaños y su ganado, sus hijos y sus hijas. | |
| 25 | ¡Acostémonos en nuestra vergüenza, y que nos cubra nuestra desgracia! ¡Nosotros y nuestros antepasados hemos pecado contra el Señor nuestro Dios! Desde nuestra juventud y hasta el dÃa de hoy, no hemos obedecido al Señor nuestro Dios.» | |