| 1 | Vuélvete, Israel, al Señor tu Dios. ¡Tu perversidad te ha hecho caer! | |
| 2 | Piensa bien lo que le dirás, y vuélvete al Señor con este ruego: «Perdónanos nuestra perversidad, y recÃbenos con benevolencia, pues queremos ofrecerte el fruto de nuestros labios. | |
| 3 | Asiria no podrá salvarnos; no montaremos caballos de guerra. | |
| 4 | a cosas hechas por nuestras manos, pues en ti el huérfano halla compasión.» «Yo corregiré su rebeldÃa y los amaré de pura gracia, porque mi ira contra ellos se ha calmado. | |
| 5 | Yo seré para Israel como el rocÃo, y lo haré florecer como lirio. ¡Hundirá sus raÃces como cedro del LÃbano! | |
| 6 | Sus vástagos crecerán, y tendrán el esplendor del olivo y la fragancia del cedro del LÃbano. | |
| 7 | Volverán a habitar bajo mi sombra, y crecerán como el trigo. Echarán renuevos, como la vid, y serán tan famosos como el vino del LÃbano. | |
| 8 | EfraÃn, ¿yo qué tengo que ver con las imágenes? ¡Soy yo quien te responde y cuida de ti! Soy como un pino siempre verde; tu fruto procede de mÃ.» | |
| 9 | El que es sabio entiende estas cosas; el que es inteligente las comprende. Ciertamente son rectos los *caminos del Señor: en ellos caminan los justos, mientras que allà tropiezan los rebeldes. | |